Literalmente significa: «el sonido de las tripas del mundo». Fabio D’Vinci ha sido la única persona que en 1668 pudo oír este sonido.  Tras años de investigación consiguió demostrar científicamente su existencia, y desde entonces dedicó su vida entera en encontrarlo de nuevo. En la actualidad existen dos escuelas que luchan por tener una toma registrada en audio del yenkañé, situadas en Argentina y en Nepal. Según estudios realizados por las propias Escuelas Fabio D’Vinci la probabilidad de escuchar el sonido de las tripas de la Tierra es un 1020% menor que la de que te caiga un rayo.

«…del sonido de las tripas del mundo hoy sólo voy a decir una cosa: si entre todos dedicásemos tan sólo un momento al día para intentar escucharlas es posible que hallásemos respuesta a este extraño fenómeno…»

(Conferencia Internacional Sobre Música y Sociedad,
discurso inaugural a cargo de Äjá Sahátúm, 1789)